#peopleofnewyork

Algunos que me leen ya sabían de mi viaje a Nueva York, también fue uno de mis propósitos de año nuevo de hace más de 2 años en este post… El caso es que por fin fui, más de 6 años queriendo hacer este viaje por razones personales principalmente, una gran amiga, de esas que son un tesoro y que no, no se pueden descuidar, y luego la ciudad, la fascinante NY.

Entonces fui, solo una semana, aunque fueron unos días muy intensos. Compartí muchísimo con Vero y su familia y caminé y camine Manhattan, terminaba el día exhausta, pues no disponía de mucho tiempo para ver tantas cosas que quería ver en Nueva York, de hecho, me faltaron algunos lugares, y sí, me pareció una ciudad fascinante, con un ritmo y unos edificios de vértigo, y la certeza permanente en sus calles de tener la sensación de ya haber estado ahí, porque en realidad las series y películas gringas se han encargado siempre de hacernos familiar casi toda su fisionomía.

Sin embargo, descubrí algo que solo se puede vivir en directo, y es la gente de NY, personas de cualquier rincón y de todos los estilos, de cualquier procedencia y de todas las religiones, Nueva York es un crisol de culturas… pero eso lo sabe cualquiera, por haber ido o por haberlo escuchado alguna vez. Yo lo que quiero es mostrarles mi mirada de  esa gente.

Fui tomando fotos a las personas que me llamaban la atención, siempre que podía claro, me faltó el chico negro en el puesto de hot dog con la cara llena de piercings por ejemplo, pero me miró con cara agresiva y preferí no fotografiar, o la pareja judía en el metro. No obstante, tomé varias, el post me quedó largo, pero es que la #peopleofnewyork da para mucho…

El inmigrante mexicano que fue a buscar mejor vida en la capital del mundo, vende frutas en el puente de Brooklyn cortadas de una forma bonita…

SAMSUNG

Los adolescentes neoyorkinos que celebran su graduación en pleno Times Square, y el vigilante les hace la foto dirigiéndoles sus poses, era muy divertido….

DSC03864

Los chicos que a mediodía van a comer al Parque Bryant, uno de los lugares que más me gustó y que fue una sorpresa para mí porque nunca había escuchado de él, ni siquiera en películas 🙂

DSC03874

Esta mujer me resultó fascinante: de estética creo que pin-up, no se le ve el cabello pero el flequillo es fucsia, la flor blanca y la pamela… el brazo derecho todo tatuado y luego el resto de su ropa… leía abstraída en un ebook en el subway de Brooklyn

DSC03952

Columbus Park es el corazón de Chinatown, aquí se reúnen los chinos a jugar su propio ajedrez, las chinas a conversar, y todos a convivir un poco con sus costumbres…

DSC03959

El mismo parque en Chinatown, no solo conversan y juegan ajedrez chino, el señor de espaldas le enseña unos movimientos al más joven, supongo que es tai-chi, me pareció fascinante…

DSC03962

La tercera del mismo lugar y la misma comunidad, un señor apartado de los demás se dedicaba a hacer música tocando la armónica (o creo que eso era),  estaba como en su mundo…

DSC03964

En otro rincón de Chinatown, una mujer vende sus productos…

DSC03982

Y un poco más arriba, en la calle que conforma Little Italy, una modelo es fotografiada en una sesión a plena luz del día, no sé si es alguien famoso…

DSC03996

Una imagen en el Memorial 9/11, me llamó la atención el aspecto de él, sandalias, camiseta, lentes oscuros y sombrero; luego los vi conversar animadamente e hice click…

DSC04054

Battery Park, ella está ajena a la Estatua de la Libertad que está enfrente, y a todos los turistas que andamos por allí…

DSC04063

En la estación de Times Square lo encontré, me gustó su estilo ambiguo, y esa arrogancia propia de los 20 años, un chico con estilo propio…

DSC04074

Luego, dentro del vagón estaba esta niña, entretenida en sus juegos y con su abuela mirándola vigilante de vez en cuando…

DSC04075

Saliendo de Central Park me crucé con él, y tuve que tener cuidado para no delatarme fotografiándolo, un judío de los que abundan en Manhattan, de ellos alaban su devoción al trabajo y hablan de su poder…

DSC04100

El homenaje a Jhon Lennon en Central Park, el mosaico Imagine creado por un artista italiano, y un chico músico que se busca la vida cantando melodías para los turistas que estamos allí, me recordó a mi sobrino…

DSC04102

En una de las salas de arte moderno del Metropolitan estaba este hombre dedicado a dibujar la escultura. Lo que vi de sus trazos lucía bien, no sé si era un artista profesional o un aficionado…

DSC04264

Una madre y su niño. No es una desconocida, es otra amiga a la que tenía más de 15 años sin ver, me encantó la dedicación a su hijo que se acababa de lastimar un dedo…

DSC04289

Brooklyn Bridge. Resulta que los novios se van a fotografiar allí. Con cortejo y todo!

DSC04308

Y la última foto, que tampoco es una desconocida, es mi querida Vero y Natasha, su hija mejor. Madre e hija…

IMG_20130527_234343

La gente de New York.

Google

Pensamientos oníricos

¿Cuántas ilusiones puede representar un cerdo?

Pues muchas, Los chanchos que engordan durante un tiempo para la matanza pueden representar la ilusión de toda una familia o comarca. Los que engordan para venderlos producen las mismas expectativas. ¿Y los 3 cerditos del cuento? representan la inocencia y las fábulas de la infancia.

El chochinito de mis ilusiones es de cerámica, tiene muchos colores, en plan flower power como me gusta. Lo compré en una tienda de chinos y es una alcancía (una hucha en España). Con ella pretendo ahorrar para viajar el año que viene, quiero ir a Venezuela y a Nueva York. La miro con ternura porque me gustan mucho sus colorines y también por lo que representa. Mi viaje. Además de la capacidad de ahorrar dinero después de muchos problemas económicos. Pero mi viaje ante todo.

No me va a costear el periplo entero obviamente, pero su presencia física en mi habitación es la representación tangible de mis ilusiones a mediano plazo. De allí que me pregunte qué tanto influye su existencia. Porque está claro que estimula. Los místicos dicen que este tipo de objetos icónicos atrae buena energía para conseguir lo que se busca, de la misma manera que dibujar o escribir en un papel los pasos a dar para lograr un objetivo; verbalizar y hacer tangible algo que es un proyecto te mueve a buscar vías para lograrlo…  no sé si es cierto para todo en la vida, pero está claro que un cerdito es agradable tanto  si es alcancía como en un plato con forma de jamón ibérico.

La transposición

Hoy me dieron mi documentación como ciudadana española -o como se diría en mi tierra, ya soy gallega-. Pedí la cita por internet y me la dieron para después de diez días (primera sorpresa), luego acudo a mi hora y solo tardo diez minutos en ser atendida (segunda sorpresa). Una chica muy simpática con fuerte acento andaluz me mira la documentación y va haciendo sus cosillas, en una de esas me dice ahora te voy a tomar las huellas, y yo rauda levanto mi dedo índice dispuesta a mancharme con la tinta correspondiente para estampar mis líneas dactilares… y va y me dice, el índice ponlo aquí, en una máquina que resultó ser la versión tecnológica de las huellas de toda la vida. ¿¿??!!!, ¿y esto existe?

Al minuto me comenta espera un momento mientras sale el carnet. ¿Qué carnet? ¿¿es que me lo van a dar ya??!!! Pues sí,  mi Documento Nacional de Identidad salió al instante con chip y todo y yo todavía estaba pensando en la tinta de las huellas dactilares…  hombre claro, si en la Venezuela revolucionaria la última vez que me saqué la cédula hace como 3 años todo seguía como siempre para mí, con tinta para los dedos de esa odiosa que no se quita, las sillas de lata, el ventilador y la secretaria que masca chicle y se lima las uñas.

No obstante, para mi asombro, luego vino el pasaporte. 5 minutos y me llamaron. Un minuto, las huellas tecnológicas de nuevo y listo, con mi librito a la calle. Llevo cinco meses solicitando la renovación de mi pasaporte revolucionario y aún no me han dado cita.

Recordé entonces que hace 8 años, recién llegada a Madrid me quemé la mano en un restaurante en el que trabajaba, y cuando mi jefe me llevó al centro de salud para que me curaran le pregunté cuánto era al doctor…

Por mucho que pase el tiempo era y sigo siendo la misma chica de pueblo, por eso la sensación de cambiar de papeles se me hace un poco rara. Llegué con un pasaporte y ahora tengo dos. Ahora puedo optar a cosas que se me hacen más fáciles con el DNI y el pasaporte español, como ir a Nueva York sin que me pidan hasta mis 23 reencarnaciones anteriores o a solicitar subvenciones para hacer un master. Sin embargo, a mí me gusta ser extranjera. Tomo lo que me gusta de aquí y de allá, y lo que no, lo desecho y paso de largo, me gusta esa sensación de desarraigo porque siento que me da más libertad para escoger lo que yo quiero. Aunque luego es mentira porque suelo ser nostálgica. Pero al final soy extranjera, aquí soy la venezolana y allá soy la que ya tiene acento de gallega. Algunas veces duele, porque pareciera que no tengo sitio en ningún lado, otras pienso, sí y soy muy afortunada por ello.