Enero

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Fue como esperar con demasiadas ansias un cambio, un arreglo. Certezas fingidas. Queríamos el cigarrillo al final del día que asegura el descanso, aspirar tranquilamente, exhalar el humo, no pensar.

Apuramos diciembre porque necesitábamos una nueva vuelta al sol que nos devolviera algo de lo que fuimos. Y nos aferramos a los primeros 31 días del año como a un boleto de lotería con manipulación incluida.

Pero enero es capricornio y acuario, es intenso y creativo.

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Yo me fui los primeros tres días de retiro invernal para empezar con energía renovada. Ahora me suena a ironía. Decidí descansar y mi cabeza se puso a buscar cosas que hacer porque no conoce otra forma. Y como por fin estoy descubriendo que mi mejor amiga está en el espejo, le tuve que decir a ella y a sus pensamientos que se quedaran tranquilos, que todo saldría bien, aunque no tuviesen una lista de tareas.

Hice la maleta y guardé las mascarillas como se añaden los gorros y las bufandas a juego con la ropa. Me miré al espejo y me sorprendí pensando en burkas de colores y telas mullidas para el frío. Entonces empezó la intensidad con nombre feo de mujer.

En Madrid nos sentimos como en un cuadro de Bruegel y salimos a la calle a pesar de los sermones porque las fotos blancas y tirar bolas no sucede todos los días. Es lo que tiene lo nuevo, que hace olvidar.

Yo bajé con la cámara porque quería jugar con diafragmas y velocidades, y supe que no tengo zapatos adecuados para semejante frío porque el frío nunca me ha gustado y siempre me he sentido de tierra caliente pero debería ir entendiendo que las estaciones tienen sus ciclos y mis pies no deberían pasar del rojo intenso al morado obispo como esa noche.

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Después vino el caos del hielo con los y tú más de los que deberían estar generando soluciones desde aquel enero que dijimos que eso que estaba pasando en China no llegaría aquí. Ahora parece que fue hace un siglo. Volví a hacer mi ritual anual de ir a comprar la agenda del año y la FNAC estaba medio vacía esa tarde porque los números de fracturas habían batido récords y ya no había material para yesos.

Fui al cine a ver a Hopkins en The Father y me di cuenta de que hay cosas que ya no puedo vivir sin que me lleven al recuerdo y me mojen la cara. Y empezaron las noticias, o más bien continuaron las del año anterior, sobre cifras, agravamientos, nuevas cepas y consejos de autoconfinamientos voluntarios.

Admiré de nuevo su capacidad para mantener la entereza y seguir siendo optimista a pesar del gris permanente en el cielo porque ahora no era Filomena sino las lluvias, los terremotos, los meteoritos. Leí en el felpudo de un vecino que hay lugares que son personas y quise robárselo porque tiene razón.

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Le he hecho no sé cuántas fotos al Retiro desde la verja de tanto que lo extraño. Un parque no es parque si no tiene gente que lo habite, y yo me siento un poco sola de lugares mientras esté cerrado. Ese fin de semana me volví a cuestionar por qué prefiero con tanta frecuencia la soledad mientras me tomaba una taza de chocolate con churros después de muchos años sin hacerlo. No pude con todo.

Fue precisamente, cuando iba a la chocolatería, que miré mi reflejo en una puerta y acepté que mi apariencia en invierno no es estética. Y yo de verdad que lo intento, y pienso en mujeres invernales y atractivas, pero no sé cómo cubrirme con tanta cantidad de ropa con un poco de elegancia.

El último domingo fui a desayunar a la pastelería de la esquina y me tome un capuccino viendo de nuevo el parque. Me di un paseo bordeándolo y mirando hacia dentro. Del parque y de mí.

Por la noche nos fuimos a cenar a un restaurante tipo izakaya japonesa que quería conocer desde hace tiempo. Brindamos por nosotros y por enero. Por la incertidumbre y los planes que nos empeñamos en seguir haciendo porque la esperanza es necesaria para respirar con tranquilidad. Y pensé entonces en que todos estamos viviendo muchas primeras veces de muchas cosas en estos tiempos y me vendría bien enumerar las mías. Porque queda pensar en lo bueno que tenemos a pesar de todo. Porque ya terminó enero y quedan 11 aventuras más.

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