Desorden meditado

Le encuentro cierta fascinación al desorden doméstico.

No es que yo sea partidaria de vivir en una casa patas arriba, y menos cuando se habita una de 40 metros cuadrados como la mía.

Pero una vez leí algo así como que son los objetos los que conforman el hogar, ese sitio que cada uno consideramos nuestra casa, en el que guardamos nuestras pertenencias, las útiles y las que no, desayunamos malos humores, merendamos risas, nos tiramos a la cabeza discusiones, ordenamos llantos frente al espejo y desmenuzamos cenas de sueños.

Y es a través de ellos cuando, al doblar la cobija que quedó tirada, colocar el ordenador en su sitio o devolver el CD a su caja después de una noche de sofá acurrucados, manta y serie, se me dibuja una sonrisa en la cara recordando la tontería entre episodio y episodio y los besos bonitos de sobremesa.

El bolígrafo, la agenda y los papeles que delatan lo que estoy haciendo en mi escritorio de trabajo en ese momento, que me produce tanta ilusión y al que solo yo le encuentro sentido; los libros/ebook y revistas apilados en la mesita de noche porque son los que me interesa leer en esta etapa vital; o los platos lavados pero sin guardar en el fregadero y con los que recuerdo lo que pensé esta mañana mientras me tomaba el café.

Me empeño en recoger para que todo luzca en su sitio y una voz interior me dice que una casa absolutamente ordenada me puede saber a hotel, con su atractivo, si, y también con su ausencia de calidez. Entonces procuro encontrar un término medio entre aquello que me hace sentir en armonía y los objetos cotidianos que conforman los grandes pequeños momentos de mi vida.

PD: como habrás visto, le volví a cambiar el nombre al blog sin variar la url (qué de trastornos ha traído este cambio de decenio). Estuve hablando con un experto en analítica que me aconsejó no canbiar la url puesto que, aunque puedo redireccionar el tráfico, perderé mucha visibilidad de cara a san Google. Así que, por lo pronto, y hasta nuevo aviso, seré extreintañera para no engañar a nadie con mi edad ;p)

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4 comentarios en “Desorden meditado

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