Solía terminar de trabajar a las 12.30 de la noche. Me iba entonces caminando hasta Cibeles para coger el N8, y siempre me sentaba en la escalinata del edificio de Correos a esperar. Allí lo vi la primera noche. Era alto y muy guapo, y menos mal que estaba oscuro porque me sonrojé cuando se acercó a hablarme, aunque después me confesó que le hizo gracia mi cara colorada.
Esa noche conversamos un rato hasta que llegó el autobús. Cuando se abrieron las puertas rogué por que él también lo estuviese esperando. Y sí, subió conmigo y continuamos juntos hasta que bajé.
Así comenzamos unas citas que no eran citas cada noche en la parada de Cibeles. Y así estuvimos un mes hasta que me invitó a tomar un café. Esa tarde me arreglé como nunca, y valió la pena.
Ahora que han pasado treinta años de aquellos encuentros con mi marido, la gente me mira como si estuviera loca cada noche que voy a Cibeles a esperar el N8 y me pongo a conversar con él en la escalinata y en el bus. Creen que hablo sola, pero él está ahí esperándome llegar cansada. Es alto y tan guapo…
Este es el microrrelato con el que estoy participando en el concurso que ha organizado la empresa de autobuses de Madrid EMT por su aniversario, necesito que voten por mí porfa, solo es un momento, pinchen aquí y déjenme su voto si? Graciaaaaaass
Ya pinché. Mucha suerte, porque tienes un hermoso relato.
Hasta pronto.
Es muy bonito ^^.
Gracias!!!